Lo que comenzó como un trayecto normal en un teleférico en un valle paquistaní se volvió una experiencia terrible. Poco después de partir, dos cables se cortaron y ocho pasajeros quedaron suspendidos a varios metros del suelo. Eso desencadenó una ardua operación de rescate, en la que unos soldados usaron cables con arneses, helicópteros y otros elementos para rescatarlos.
Un corredor en la Maratón de Londres experimentó por qué es vital no correr una carrera larga solo. Después de una rigurosa preparación, quería terminar fuerte, pero, mientras se tambaleaba para llegar a la meta, se sentía exhausto y al borde de colapsar. Antes de que se cayera, dos compañeros maratonistas lo tomaron de los brazos, uno de cada lado, y ayudaron al agotado corredor a terminar el recorrido.
Antes de despegar, un auxiliar de vuelo notó que una pasajera estaba visiblemente ansiosa y preocupada por el viaje. Se sentó en el pasillo, le tomó la mano, explicó cada proceso del vuelo y le aseguró que iba a estar bien. «Cuando subes a un avión, no se trata de nosotros, sino de ti —dijo—. Si no te sientes bien, quiero estar ahí y decir: “Oye, ¿qué pasa? ¿Puedo ayudarte en algo?”». Su atenta presencia puede ser una imagen de lo que Jesús dijo que el Espíritu Santo haría por los creyentes en Él.
Cuando Jay Speights, de Rockville, Maryland, se hizo una prueba de ADN, nunca se imaginó el resultado: ¡era un príncipe de la nación de Benín, de África Occidental! Enseguida, abordó un avión y visitó el país. Cuando llegó, la familia real lo recibió e hizo una fiesta de bienvenida, con bailes, cantos, banderas y un desfile.
Un hombre era experto en mentir para no pagar sus multas de tránsito. Cuando se presentaba a los tribunales, contaba el mismo cuento: «Terminé con mi novia y ella se llevó mi auto sin que yo lo supiera». Además, lo habían reprendido varias veces en el trabajo por mala conducta. Finalmente, lo sentenciaron por cuatro cargos de perjurio y cinco de falsificación por mentir bajo juramento a los jueces y presentar informes policiales ficticios. Para este hombre, la mentira se había convertido en un hábito de vida.
Unos científicos realizaron pruebas de muestras moleculares para identificar los rasgos y hábitos de vida de usuarios de teléfonos celulares. Entre otras cosas, descubrieron qué jabones, lociones, champús y cosméticos usaban; qué tipo de comidas, bebidas y medicamentos consumían; y qué clase de ropa vestían. El estudio permitió crear un perfil del estilo de vida de cada persona.
Un ladrón entró en una tienda de reparaciones de teléfonos, rompió el vidrio de un exhibidor y empezó a poner teléfonos y otras cosas en una bolsa. Se cubría la cara con una caja de cartón para tratar de ocultar su identidad de la cámara de vigilancia, pero la caja se cayó y reveló su rostro. Minutos después, el dueño de la tienda vio el video del robo, llamó a la policía y arrestaron el ladrón en una tienda cercana. Su historia me recuerda que llegará el día en que todo pecado escondido se revelará.
Aunque la neurociencia ha progresado mucho en entender cómo funciona el cerebro, los científicos admiten que apenas están en las primeras etapas. Conocen su arquitectura y algunos aspectos de su funcionamiento, y las áreas que responden al entorno, activan los sentidos, generan movimientos y contienen emociones. Pero aún no pueden explicar cómo todas esas interacciones contribuyen al comportamiento, la percepción y la memoria. La obra maestra increíblemente compleja creada por Dios —el ser humano— sigue siendo un misterio.
¿Cómo se elimina el lenguaje obsceno? Una escuela secundaria decidió instituir una promesa de «cero lenguaje obsceno». Los alumnos declararon: «Prometo no usar obscenidades dentro de las paredes y propiedades de [nuestra escuela]». Fue un noble esfuerzo, pero, según Jesús, ninguna regla ni promesa externa puede tapar el mal olor de las groserías.
Hace muchos años, la ciudad de Nueva York lanzó una campaña publicitaria —«Mantenerse seguro. Quedarse quieto»— para enseñarle a la gente a permanecer calmada y segura al quedar atrapada en un ascensor. Los expertos informaban que algunas personas habían muerto al tratar de abrir forzadamente la puerta o intentar salir por otros medios. Lo mejor es simplemente usar el botón de alarma y esperar que llegue la ayuda.